La Rana Roja

¿Cómo sobrevivir a una entrevista?

Entrevistar, es desarrollar una charla con una o más personas con el objetivo de hablar sobre ciertos temas y con un fin determinado. Sencillo, ¿no?

Seguramente la cosa cambia cuando tenemos delante al que podría ser nuestro futuro jefe, evaluándonos en todos los aspectos posibles, incluso alguno para el que no estábamos preparados.

A lo largo de una vida, se nos presentarán infinitas situaciones en la que se nos examinará escrupulosamente, dudando de capacidades y juzgando lo que tienen delante. Seguramente de manera poco objetiva e injusta, pero suficiente y necesaria para por ejemplo, optar a un puesto de trabajo. ¿Se puede conocer a una persona en unos pocos minutos?

Y mejor aún, ¿cómo consigo conquistar a mi público en esa pequeña fracción de tiempo? Vamos a desarrollar pequeños consejos, ejemplos y errores cometidos para aprender a superar nuestros miedos y atrevernos a sacar la mejor versión de nosotros mismos, porque todas las decisiones son buenas al fin y al cabo, si cuando las tomas estás seguro de ellas. Si algo tiene que salir mal, saldrá. Pero ya vendrá algo mejor.

Lo más importante es saber reírse de uno mismo y “tirar para adelante” que de los errores se aprende.

La tarea a la que nos enfrentamos no es tan sencilla y empieza mucho antes de conocer en persona a tu entrevistador. Tu currículum dice mucho de ti mismo, tanto que un simple error puede ser decisivo en la elección final.

Tranquilo/a, el tuyo no será el peor

Cientos de currículos se agolpan en la mesa del entrevistador, el tuyo tiene que destacar sobre el resto. Diferenciarte te dará la posibilidad de pasar a la siguiente fase: la entrevista. Ni colores llamativos, ni grandes creatividades que dispersen la atención… una hoja limpia, ordenada y bien estructurada puede ser la mejor opción.

A primera vista

Ya has salido de ese montón de papeles, segunda fase, y dispuesto a entrar a la entrevista personal. Seguramente, podrías perder el puesto de tus sueños en 10 milésimas de segundo. Justo en ese instante en que cruzas la puerta del despacho y miras a tus “presuntos” futuros jefes. “Buenos días”: ese primer instante que decide si ya está todo perdido o por el contrario hay un coro de ángeles cantándote el aleluya.

Varias preguntas rondan tu cabeza, ¿Qué estará pensando? ¿Lo habré hecho mal? ¿Tendría que haber apretado más fuerte la mano?... Es imposible saber lo que piensa el que tenemos enfrente, pero aunque sorprenda, los estudios dicen que en general, las personas somos bastante buenas en esos breves análisis que perfilan las primeras impresiones.

¿Qué me pongo?

Esa pregunta para algunas personas es una constante, una coletilla crónica ante cualquier situación fuera de lo normal. Pero en esta ocasión, el tiempo dedicado, sí será directamente proporcional al impacto provocado.

Es tu primera vez ante un público desconocido, para esta ocasión muchos artículos recomiendan: no utilizar perfume ni ropa muy colorida o ceñida, quitarse piercings o complementos demasiado llamativos o incluso asegurarse de que tu ropa esté bien planchada. Pero de todos modos, lo más importante que debes tener en mente es que la ropa vaya con tu personalidad aunque siempre formal y cuidando los detalles. Al igual que la foto del currículo, fíate de tu criterio personal.

Actitud

Según una encuesta realizada a más de 2.000 profesionales de Recursos Humanos, el 33% de los responsables de selección afirma saber si contratarían a un candidato a los 90 segundos de entrevista. Volvemos a la idea que confirma la necesidad de ser conscientes de lo que decimos sin despegar los labios.

El 60 y el 70% de lo que expresamos corre a cargo de los gestos, las posturas y la expresión de la cara. La clave consiste en transmitir seguridad, confianza y entusiasmo para convencer al entrevistador y aumentar nuestras posibilidades de éxito. Y por supuesto, sonríe. La prueba empieza por el primer apretón de manos.

Conócete y que te conozcan

No hace mucho, apareció un artículo del New York Times en el que hablaban de “Las 36 preguntas para enamorar”. El psicólogo estadounidense de la Universidad de Nueva York, Arthur Aron las creo hace más de 20 años, para comprobar si el amor era algo científico, que podías buscar activamente...

El proceso dura una hora y exige total honestidad por parte de los participantes. Pasado este tiempo, estarán mirándose a los ojos durante 4 minutos y….
¡Chas! enamorados.
Profundizando en el tema, este estudio partió siendo “un procedimiento de investigación que permitiera crear en el laboratorio una conexión temporal entre personas que no se conocían de nada”. ¿Y porque no aplicarlo a un entorno de trabajo? En las entrevistas quieren conocer todo sobre nosotros, saber si somos sus “complementos perfectos” y por eso nos acribillan con preguntas personales que aunque no acaben en romance, intentan desnudar lo más profundo de nuestra personalidad.

1. ¿Por qué dejaste tu último trabajo?

Ésta es tu oportunidad de hablar de tu experiencia y tus metas profesionales. Nunca jamás hables mal de tus ex jefes. Un posible jefe prevería que hablarás mal de él del mismo modo en algún momento. Enfócate en lo que aprendiste en tu cargo anterior y lo listo que estás para usar esas habilidades en un nuevo cargo.

“La empresa simplemente no se adecuaba a mi creatividad, pero aprendí que las organizaciones tienen personalidades distintas, al igual que las personas. Ahora sé dónde estaré mejor”

Ejemplo para no llevar a la práctica: Cuando el director de recursos humanos le preguntó por qué quería dejar su trabajo actual, esta persona contestó: “Mi jefe es un imbécil”. Y añadió “como todos los jefes”.

2. ¿Cómo te ves dentro de 5 años?

Deja que el empleador sepa que eres una persona estable y que deseas permanecer en esta empresa durante mucho tiempo.

“Deseo obtener un cargo de ingeniero civil en una empresa nacional que se concentre en el desarrollo del comercio minorista. Idealmente, me gustaría trabajar para una empresa nueva, como ésta, para participar desde el principio y aprovechar todas las oportunidades que ofrece una empresa en crecimiento”.

3. ¿Cuáles son tus debilidades?

La clave para responder esta pregunta clásica es no responderla de forma literal. Responde esta pregunta identificando las áreas de tu trabajo que puedes mejorar y piensa cómo puede ser un atractivo para un futuro empleador.

“En mi último empleo, no pude desarrollar mis habilidades de orador”. Realmente me gustaría poder trabajar en un lugar que me ayude a mejorar al dar presentaciones y hablar en frente de otras personas”.

Lo que te puedes ahorrar: No tengo debilidades/ Soy perfeccionista. ¡Basta! Sí, tienes debilidades, y una de ellas es mentir en las entrevistas.

4. Si pudieras elegir cualquier empresa para trabajar, ¿cuál sería?

Nunca menciones otra empresa distinta de la que te está entrevistando. Habla del trabajo y de la empresa en que estás dando la entrevista.

“No hubiese postulado a este cargo si francamente no deseara trabajar en su empresa". Continúa con ejemplos específicos de por qué respetas la empresa que te entrevista y por qué serías un buen aporte.

Cuando se le preguntó a esta persona por qué quería trabajar para esa empresa, el solicitante al puesto de trabajo respondió con un escueto: “Esa es una buena pregunta”.

5. ¿Estarías dispuesto a aceptar una reducción en el salario?

El salario es un tema delicado. A pesar de la difícil economía actual, el salario que te puede pagar una empresa podría ser un factor crucial para decidir si te ofrecen o no el empleo.

“Ahora gano $XX. Entiendo que el rango de salarios para este cargo es de $XX a $XX. Al igual que la mayoría de las personas, me gustaría mejorar mi salario, pero me interesa más obtener el trabajo que el dinero. Estaría dispuesto a negociar un salario inicial inferior, pero esperaría que podamos volver a negociar en algunos meses, después de que demuestre lo que valgo”.

Ejemplo del candidato que no se sentía cómodo hablando de dinero. De hecho, cuando se le preguntó cuánto quería ganar contestó con un tajante: “No creo que eso sea asunto tuyo”.

Esas preguntas, esas...

Y después vienen “ellas”, las preguntas para las que no estamos preparados. Cada día es más difícil optar a un puesto de trabajo. Cada vez son más los requisitos que se exigen y expectativas de los empresarios para sus futuros empleados. Se busca la diferenciación su capacidad de reacción e incluso su inventiva. El por qué eres especial. En la actualidad muchas grandes empresas, como Google, Apple o Facebook, sorprenden a los que buscan entrar en sus codiciadas plantillas con preguntas insólitas:

Te ofrezco un millón de dólares por una idea innovadora, ¿cuál sería?

Jess Bezos (CEO de Amazon)

“si te lo dijera tendría que matarte”.

¿Quién ganaría en una pelea entre Batman y Spiderman?

Universidad de Standford, en California, EEUU

Si se produjera una película sobre tu vida, ¿quién te interpretaría y por qué?

SinglePlataform

¿Cuál es el color del dinero?

Kraft. 2013

En una escala del 1 al 10, ¿qué calificación me pondría como entrevistador?

American Heart Association, entrevista para manager de proyecto

“Es usted genial. Si quiere una opinión más detallada podría dársela por 200 dólares la hora.”

¿De cuántas maneras puede encontrar una aguja en un pajar?

Jefe de programadores de lenguaje Java para un banco internacional

“Si la aguja está hecha de acero, lo que se necesita es un imán. O sencillamente se quema la paja y lo que quedará es la aguja”.

Describa el color amarillo a alguien que es ciego

Aerolinea, SpiritAirlines

“Giraría su cara hacia el sol en un día soleado”

¿Preferiría pelear contra un pato del tamaño de un caballo o 100 caballos del tamaño de patos?

Compañía minera de Londres

La empresa Google, es por excelencia la más alternativa de las grandes multinacionales. Por supuesto que sus entrevistas, son cómo poco, memorables. ¿Qué responderías?

“Eres reducido a la altura de una moneda y tu masa es reducida proporcionalmente de forma que se mantiene tu densidad original. Luego te lanzan a una batidora vacía. Las cuchillas comenzarán a moverse en 60 segundos. ¿Qué harías?”; “¿Cuántas veces se cruzan las agujas del reloj?”; “¿Cuántas pelotas de golf caben en un bus escolar?; “¿Cuál es la probabilidad de romper un palo en tres partes y formar un triángulo?”; “¿Cuánto tiempo demoraría ordenar un billón de números?”; “¿Cuánto crees que gana Google diariamente con sus anuncios en Gmail?","¿Cuántos afinadores de piano hay en todo el mundo?"

Aunque, más que responder, la tarea más complicada es sacar conclusiones certeras de estas preguntas, saber cómo gestionar la información y analizar a los entrevistados, pero eso ya, no nos compete a nosotros…

¡Véndete! Marketing personal

Al final, llegamos a un punto común de acción: cómo vender tu producto, en este caso, a ti mismo.

¿Por qué mereces que te compren?

Cuando hablamos de Marketing Personal nos referimos a la aplicación de las técnicas de promoción, comercialización y sobre todo de difusión como vía para promocionarnos como marca con el fin de destacar entre la competencia y poner de manifiesto nuestros valores diferenciales.

Hoy en día, con las redes sociales como pilar de las relaciones interpersonales, el interés por aparentar, se ha adueñado de nuestras conductas. Pero pese a todo lo negativo que esto conlleva….nos estamos haciendo profesionales del marketing personal/ online. Sólo las mejores fotos, los mejores enfoques, las risas más amplias y las recetas más apetitosas.

Sabemos sacar partido a nuestros perfiles en la red, porque al fin y al campo, las redes sociales son un conjunto de lazos que se establecen entre personas, y desde que nacemos estamos inmersos en ello (familia, alumnos, vecinos,…)

En cada una de estas redes sociales construimos una identidad y desarrollamos una conducta en relación a los demás.

Crea tu slogan, que te ayude a ser recordado, identifica tu valor diferencial y véndete. Nadie lo podrá hacer mejor que tú. Y es cierto que en ocasiones las personas cometemos errores. La primera impresión tiene un efecto directo, no podemos negarlo, pero no tiene por qué ser determinante.

Nunca sabemos qué se esconde tras una imagen, y puede que no haya mejor aventura que descubrir qué hay tras una apariencia. Consejo de la Rana Roja.

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